Sincretismo Religioso
- dogmaargentina
- 12 sept 2020
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Desde el comienzo de los tiempos, el ser humano ha sentido la necesidad de acercarse a la idea de un Ser Superior; una energía o deidad asociada a distintos tipos de imágenes de lo más variadas pero, curiosamente, con un alto nivel de eficacia a la hora de cumplir los deseos de aquellos que lo veneran y proveen de energía.
Desde el destello más primitivo del ser vivo en general, se han observado de inmediato rituales a la naturaleza, como el comportamiento de algunos chimpancés, que ante la incesante fluidez del agua de una cascada cerca de su hogar realizaban movimientos que celebraban dicho acontecimiento. Incluso los rituales de la llamada magia simpática para pedir por las lluvias, realizando con los dedos trayectos desde lo alto de sus cabezas, hasta el suelo repetidamente. Sin mencionar los cortejos fúnebres de los elefantes, así como su adoración y contemplación a la Luna.
Por eso es necesario repasar la historia de los primeros dioses, y como fueron evolucionando a través de los años, mezclándose entre ellos y dando lugar a nuevas religiones, o simplemente absorbiéndolas. Se tratará de encontrar semejanzas, alejando así los “demonios” de algunas creencias populares, y porqué no, responder la pregunta que todos quisieran saber: ¿Cómo es posible que cada uno de ellos pueda cumplir todos los milagros?
En el principio… ¿era el ciervo, y el ciervo era dios?
Remontar la búsqueda a los primogénitos de los dioses es tarea difícil, en especial si se considera que los primeros registros escritos datan de hace 5 mil años. Aún así, en principio se puede retroceder a 25 mil años atrás, durante la era Paleolítica, cuando los seres antropomorfos conocidos por el vocablo anglosajón wo/man (mujer/hombre) se sentían deslumbrados por los fenómenos de la naturaleza como el viento, la lluvia o el trueno, otorgándoles a cada uno de ellos un espíritu como representación, que es lo que se conoce como corriente ANIMISTA. Estos “espíritus” eran lo que veneraban, a cambio de sus favores. Se destaca como uno de los primero a ANU o AN en sumerio, el principal Dios de esa cultura, considerado el dios del cielo, señor de las constelaciones y rey de los dioses. En la mitología sumeria, ANU estaba casado con Ki, diosa de la Tierra. Los Sumerios creían que ANU tenía el poder de juzgar las malas acciones de las personas, algo similar a castigar los pecados en la religión católica. Sus soldados estaban conformados por las estrellas y formaban una trinidad divina junto con los dioses Enil, dios del aire, y Enkim dios de los cimientos (comparable con la idea del padre, hijo y espíritu santo dentro del catolicismo). ANU es considerada la primera deidad (o Dingir, en sumerio) en ser venerada, y no poseía representación antropomorfa, sino una corona con cuernos o bien un disco solar.

Los pueblos escandinavos germanos, por otra parte, veneraban a los Vanir, los habitantes de Vanaheim. Njörðr regía el viento, el mar y el fuego, mientras que su hija Frey lo hacía con la lluvia y el sol y era invocado para conseguir buenas cosechas, representando la fecundidad.
Por tierras anglosajonas fue ganando popularidad el espíritu de la cacería, el cual era representado como la mayoría de los animales de la zona, con cuernos, dado que esta nueva divinidad les proveía tanto de alimento, como de abrigo en épocas de frio. La representación del Dios pasó a tener forma humanoide, con cuernos y patas de macho cabrío, para representar la virilidad y se lo conoció como Cernunnos. Rápidamente, los nativos repararon en la necesidad de la reproducción del ganado para su caza, así como también para la supervivencia de su especie. Empezó a rendirse culto a la fertilidad, representada en estatuas de las Venus de Willendorf, creadas hace aproximadamente entre 25 y 27 mil años atrás. En estas estatuas se destacó la exageración de los atributos sexuales y la abultada barriga, simulando estar encinta y omitiendo detalles en el rostro y brazos. Buscaban resaltar la fertilidad, una diosa que proveía y reconfortaba, la Madre Naturaleza (que en la religión sumeria se conoció como KI). Poco a poco, e impulsada por la agricultura como sustento de las comunidades, la diosa pasó a velar por la fertilidad en los cultivos, los animales y la tribu, en si misma.
La veneración de los dioses se dividió entonces en dos segmentos: en épocas de verano, tiempo de cultivar comida, y en la que se veneraba a la diosa, asociada con la figura de la Luna, creando el calendario de siembra y recolección, a fin de garantizar mejores cosechas; y, por otro lado, la época de frio, en la que predominaba la caza y el culto al dios.
El pueblo egipcio por su parte, tenía su propio panteón de dioses, en el que destacaba Ra, la divinidad principal, representada con la figura del Sol, e Isis, la dama del amor, diosa de la fecundidad, alegría y feminidad triunfante, algo comparable a las Venus de Willdorf.
La mitología griega contiene de los panteones más variados y conocidos por todos. Incluso dio origen al panteón romano. Basta hablar de Zeus o Júpiter, dioses del trueno y el Olimpo, Poseidón o Neptuno, dioses de los mares, para empezar. También son de curiosas similitudes a la deidad anglosajona de Cernunnos, el dios Dionisio (o Baco) dios del vino, o bien la de Deméter, diosa de la fertilidad y el ganado, quien comparte gran similitud con su par anglosajón.
Curiosamente es en este ámbito, en pleno imperio romano y la veneración de sus dioses, en donde comienza a surgir un nuevo cambio en el paradigma politeísta…

Problemas en el paraíso…
Hasta hace 4000 años atrás, las corrientes religiosas eran politeístas, es decir, creían en más de un dios. Pero este paradigma empieza a cambiar con la llegada del zoroastrismo y el judaísmo. Ahura Mazd es el Dios del zoroastrismo, llamado así por el profeta Zoroastro (o Zaratustra), religión que tiene un origen común con el hinduismo, a partir de Mitra, nuevamente un dios solar cuyo culto se conserva aún hasta la actualidad. Por otro lado, el judaísmo es la religión más antigua que sobrevive hasta el día de hoy, la cual dio lugar al cristianismo y el islam, y su Dios es Yahveh. Esta religión fundó las bases para el cristianismo, que en el siglo I comenzó a surgir en un rincón muy alejado del imperio romano. Hay evidencia para afirmar la existencia de Jesús de Nazaret, quien según la doctrina cristiana es el Cristo, o el ungido. En principio el cristianismo fue considerado herejía por el judaísmo y no fue hasta muchos años después que logró consolidarse. En este tiempo, fue fundamental el contacto con nuevas religiones de Medio Oriente, en donde absorbió mucha de la filosofía del budismo. Este fenómeno se conoce como sincretismo religioso. El cristianismo creció exponencialmente, y la figura de Jesús adquirió los caracteres de los dioses más importantes de los panteones griego (Zeus) y romano (Júpiter), de tal modo que un simple pastor pasó a ser deificado, al punto de ser considerado como un dios (un ser de origen divino), creador del universo, señor de la vida y de la muerte, creador del tiempo y al que se identificó con el sol. Ello explica, por ejemplo, que la fecha acordada para celebrar la natividad de Jesús fuese el 25 de diciembre, fecha en la que se celebraba la fiesta del sol en todo el imperio romano. Asimismo, las deidades de distintos pueblos fueron incorporadas con diversos significados, a veces negativos y a veces positivos. Así, el dios egipcio Seth se transformó en Seth-Anás (Satanás), señor del mal, en tanto que las divinidades agrícolas cananeas -los baales- fueron fusionadas en la figura demoniaca de Belcebú. Por su parte, los mensajeros de los dioses, figuras aladas por definición como Apolo o Mercurio, fueron identificadas con los arcángeles, como Gabriel, que es ante todo un mensajero divino. Las divinidades femeninas de la maternidad, la abundancia y la fecundidad, en fin, fueron resignificadas en una nueva figura: la Virgen María.
Un poco más adelante, tras extenderse por la parte occidental del mediterráneo, empapándose así con la filosofía griega, profiriéndole un mayor estatus en las altas clases sociales, cobra magnitudes preocupantes para el imperio romano, lo cual es sofocado por Constantino, declarando la libertad de culto en el imperio por medio del edicto de Milan en el año 313 d. C. tras largo tiempo de perseguirlos y martirizarlos. Para cimentar aún más la naciente doctrina, en el año 325 d. C, el emperador Constantino llama a un concilio ecuménico, con el fin de aprovechar y re unificar el, ya fragmentado, Imperio Romano bajo un nuevo credo. Gracias al consejo de Nicea, el cristianismo moldó su doctrina dando lugar a un credo que fue tomado desde la cosmovisión neoplatónica de la trinidad; así se conoce al Padre, al Hijo y al espíritu Santo (trinidad observada en el dios sumerio ANU, Enkim y Enil; o bien en la diosa del panteón romano (Hécate). Finalmente en el año 380 el edicto de Tesalónica se declaró al cristianismo como religión oficial del imperio romano. Culturalmente, a lo largo de los años fue modificando sus rituales de sacrificio, representando el cuerpo de cristo con el pan y su sangre con el vino, elementos que eran primarios en las cosechas de los pueblos antiguos (el trigo, la vid y el aceite para ungir). De esta manera desplazo las inmolaciones de animales y ganado ofrecidas a Yahveh en el antiguo testamento, mirando ahora estas prácticas con desagrado en otras religiones, llegando incluso a relacionarlas con el espiritismo, y los demonios. No es casual que la figura del mal en la Biblia esta personificada como un macho cabrio, que no es otra cosa que la imagen tomada del dios Pan o Baco en el panteón greco-romano, o la figura del dios Wicca, Cernunnos.
También encontramos estatuas de San Miguel Arcángel, en las que el demonio está representado como una persona de rasgos africanos (por ejemplo, aquella que lleva la medalla británica, que recientemente ha causado controversia). Todo esto para asociar “el mal” a las religiones de África o Haití, por considerarlas brujería.
Sin embargo, y muy a pesar de los intentos del catolicismo por destruir las imágenes de estas antiguas religiones, los “paganos” han sabido adaptar estos nuevos dioses, o bien rendirle culto de otras maneras, logrando así la supervivencia de sus propios ritos religiosos.

Dioses del camuflaje: el sincretismo católico
Ha quedado, por demás claro que, con el nacimiento de la Iglesia Católica, todos aquellos antiguos dioses eran vistos como demonios y debían ser erradicados como símbolos de adoración.
En los pueblos sajones se ordenó demoler todas las figuras de adoración al culto Wicca, pero como maniobra para adherir fieles, las nuevas iglesias fueron edificadas en lugares donde antes había otros templos. Además, la mano de obra carpintera era casi toda pagana. Es así que lograron infiltrar en esquinas de la construcción, pequeñas imágenes o símbolos para seguir adorando a sus antiguos dioses. Muchas aún se encuentran en la actualidad, como en algunas iglesias de Irlanda, donde la diosa Madre está representada con las piernas abiertas y genitales de gran tamaño, imagen llamada como Sheila Na Gigs, mientras que el dios se ve como un rostro con cuernos rodeado de hojas, conociéndose como Jack o the Green o “Robin of the woods”.
Con la conquista del continente americano por parte de España, muchas de las religiones propias del continente desaparecieron. Este fue el caso de la comunidad originaria de lo que es Cuba, en donde el pueblo fue extinto y la mano de obra fue traída desde África, principalmente, desde la zona occidental del rio Níger. La gente de diversas regiones traía consigo distintos tipos de ritos y creencias como el Dahomey, el Yoruba y el Congo. A pesar de los esfuerzos del cristianismo, muchos de los esclavos siguieron practicando estos rituales en forma oculta, y alimentando varias generaciones nuevas en estos cultos, provocando un nuevo sincretismo religioso.

Este sincretismo se tradujo en la búsqueda de variables asociadas a las deidades católicas, con el fin de venerar sus propias imágenes, que mas tarde se conoció como Santería cubana, la cual mezcla elementos africanos, católicos e incluso espiritistas de manera natural y espontánea.
Los orishas (deidades africanas) fueron mutando su nombre e imagen, ligándose a santos católicos:
La diosa de los ríos, la feminidad y fertilidad, Ochun, se fusiona con la representación de la patrona de Cuba, La Virgen de la Caridad del Cobre, cuyos colores son amarillo, símbolo de inteligencia y alegria; El Orisha Obbatalá, figura sabia y amable, creadora del hombre, guardián del reino de los sueños y figurar imprescindible entre todas. En la representación cristiana lo vemos vestido de blanco, con un niño en brazos y se conoce como Virgen de la Misericordia, o bien Nuestra Señora de las Mercedes; Chango es un caso especial, ya que siendo una figura masculina, se lo asocia con Santa Bárbara (se dice que el color de la vestimenta fue clave en este caso); la madre de los Orishas, Yemanya, representada en el color azul como referencia al mar, toma el nombre de Virgen de Regla (patrona del Municipio de Regla, con su Iglesia en La Habana); y la deidad más venerada en Cuba, Babalu Aye o San Lázaro, quien acude a las plegarias por los enfermos.
Todas estas deidades pertenecen, como mencionamos anteriormente, al panteón de la corriente africanista Yoruba y difieren en imágenes y nombres con otras corrientes, como ser la Umbanda (ver cuadro adjunto)
Un caso completamente distinto es el de los Mayas, que tras una extensa “batalla entre dioses”, han aceptado al dios cristiano como uno más de su panteón y así conviven desde entonces. Esto es posible, en principio, por el entendimiento politeísta de los mayas, además de las similitudes en algunos simbolismos (el sacrificio de sangre efectuado por el Cristo suena normal en un pueblo acostumbrado al derramamiento de sangre, además que ambas culturas tienen la cruz como símbolo sagrado). Por supuesto que han habido algunos cambios en las liturgias originales: con el nuevo dios no estaba permitido matar personas ya que era pecado. Asimismo, el nuevo dios aportaba conocimientos interesantes, pero no sabia nada sobre el maíz (provisto por Ah Mun), o la lluvia (representada en el dios Chac, un anciano con ojos de reptíl, lengua y colmillos).
Un dato curioso se da en la Iglesia de Santo Tomás de Chichicastenango, Guatemala, en donde alrededor del año 1800, el padre Ximénez encuentra el Popol Vuh (llamada la biblia Maya) y lo lee dentro del templo. Desde ese momento, los indígenas pueden practicar tanto con el culto católico como el maya, que realizan diversos oficiantes usando incienso, pétalos de flores, humo o aguardiente.
Quien no conoce a dios, a cualquier santo le reza…
Entonces, ¿Que significa todo este “menjunje” religioso? ¿existe más de un dios? Y si es asi… ¿cual es el correcto? La respuesta es simple: todos lo son. Se ha repasado la historia y observado como una sola idea de deidad puede manifestarse de diversas formas en diversas culturas, lo cual no hace menos válida a la anterior. Con el nacimiento y exponencial cremiento del Catolicismo, muchos de los antiguos dioses fueron “demonizados” y tratados como entidades afines al mal, pero en verdad sencillamente se trata de un mismo ser, entidad y/o energia que vela por todos y protege. Quizás el origen de todo el asunto sea sencillamente la necesidad de sentir como género humano ser respaldados y acompañados, mirando al cielo e identificando una energia vital mas grande que el mismo ser humano: quizás las estrellas, el sol, los astros dieron origen a todas estas religiones a través del mundo entero.
Pero ¿Como es posible, entonces, que los milagros ocurran en cada una de esas religiones? Esta es una pregunta maás compleja que su antecesora, pero se la tratará de responder con uno de los lineamientos que sirven de base para el equipo de Dogma Argertina: El ser humano es parte del universo, los componentes quimicos son identicos a los de las estrellas, scada ser es energia hecha materia y la energia divina, del universo, ese “aliento de vida” esta dentro de cada uno. Al proyectar esta energia en deidades antiquisimas, que han estado recibiendo suministro energético durante toda la humanidad, la propia fe genera una vibracion positiva tan fuerte que no hay milagro imposible. Todo es parte de esos dioses, como ellos lo son de cada uno de los seres humanos. Como muy bien lo cita el más conocido libro del planeta, que reza: “estamos hehos a imagen y semejanza”.
Por eso mismo, y más allá de las diferencias de religiones, creencias, ritos oe cultos (que en definitiva siempre son lo mismo), toda la humanidad compartimos algo inquebrantable, esencial y eónico; la propia fe de cada uno.

La Religion Umbanda:
La Umbanda es uno de las siete corrientes africanistas llegadas a América con los esclavos de ese continente. Así como la religión Yoruba o IFA, esta fe religiosa venera a los Orixas, pero difieren en la formas de escritura de sus nombres, fechas de celebracion, festividades, colores de prendas y velas. Actualmente, en la Argentina es una de las religiones africanistas con mayor número de adeptos. Existen dos tipos de esta corriente, la umbanda que trabaja a través de las fuerzas de la naturaleza y no presenta inmolacion de animales, y la umbanda cruzada, en la cual existen sacrificios de sangre (como los mencionados en el Antiguo Testamento Cristiano) ya que la consideran como simbolo de vida y energia vital. El sincretismo en la Umbanda también se nota a partir de una mutación de los nombres, ya que las liga a figuras católicas. A continuación, una lista de las mismas.
Olorum: «Dios Padre» Oxalá: «Sagrado Corazón de Jesús» Ifá «Dios Espiritu Santo» Yemanja: “Virgen Stella Maris del Mar” Oxumaré «Virgen María» Ogúm: «San Jorge» Oxosse: «San Sebastián» Xango: «San Marcos de león» Obá: «Santa Catalina» Iansá u oiá: «Santa Bárbara» Naná buruqué: «Stella maris» Oxúm: «virgen inmaculada concepción o virgen María» Ibeijis: «San Cosme y San Damián» Osanha: «San Pantaleón» Omulú: «San la muerte» Bará : «San Cayetano o San Antonio»
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