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Ese indescifrable y raro satélite: El Caballero Negro


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Muchos afirman que el supuesto satélite llamado Caballero Negro, no es otro que un misterioso objeto orbitando la Tierra, de origen desconocido, probablemente de origen extraterrestre que, según afirma la historia podría estar allí desde hace más de 10.000 años.

Tesla lo tenía ubicado

Como tantas historias de fenómenos extraños, la supuesta  leyenda del satélite “Caballero Negro” comienza con ese científico serbio de grandes avances para la ciencia como fue Nicola Tesla. Se dice que uno de quienes más hizo por desarrollar la radioemisión recogió una señal de

radio repetitiva en 1899, y que creyó provenía desde el espacio, y así lo dijo públicamente en una conferencia. Sin embargo, el tema quedó ahí.

Ya en los inicios del siglo XX el tema reapareció. En la década de 1920, los operadores de radioaficionados que rápidamente se desarrollaron con el crecimiento de la radiofonía de onda corta y media, fueron capaces de recibir la misma señal que había descubierto Tesla.

A continuación, los científicos en Oslo, Noruega, experimentando con transmisiones de onda corta en el espacio, en 1928, recibieron Ecos de Gran Retardo (LDE, por sus siglas en inglés), un fenómeno aún no comprendido en el que se reciben ecos varios s

egundos después de su transmisión. Para que los LDEs se los considere como yal los retrasos deben ser de más de 2.7 segundos, lo que se daba en dichas circunstancias.

Respuestas en 1954

La explicación aparente finalmente llegó a mediados de siglo pasado, cuando algunos diarios y periódicos –entre los que aparecían el St. Louis Post Dispatch y el San Francisco Examiner- informaron de un anuncio de la Fuer

za Aérea de Estados Unidos que dijeron haer encontrad dos satélites que por entonces orbitaban la Tierra, en un momento en que ninguna nación aún  tenía la posibilidad de lanzar un aparato de esa naturaleza.

Todo hacía suponer que el llamado Caballero Negro había sido detectado por múltiples líneas de evidencia, y fue confirmado por la U.S.A. Air Force.

Satélites por doquier

Ya en la siguiente década, tanto Estados Unidos como la poderosa Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), lideradas por Rusia, tenían sus equipamientos en órbita, dado los avances de la industria satelital.

Sin embargo, la alarma se encendió más precisamente el 11 de febrero de 1960, cuando varios diarios informaron a todo el que quisiera leer una noticia que alarmó al mundo: Además de soviéticos y yanquis, alguien más también tenía un aparato o algo parecido en órbita.

Sucedió que una pantalla de radar, diseñada por la Marina de los Estados Unidos para detectar satélites espía enemigos (otra tecnología creciente por entonces), había detectado algo que no se correspondía con lo propio ni con lo que tuvieran los rusos en el espacio. Tanto que el “aparato” fue descripto como un objeto oscuro y tambaleante.

¿Es mío, señor?

Ya el 12 de febrero de 1960, en plena efervescencia por la supremacía espacial, los periódicos estadounidenses ampliaron su información. El misterioso objeto estaba orbitando a unos 79 grados por fuera del ecuador, no los 90 grados de una órbita polar propia. Su órbita también se manifestaba como muy excéntrica, con un apogeo de 1,728 km, pero sólo un perigeo de 216 kilometros. Números que marcaban la irregularidad de un objeto cuya órbita completa se registró cada 104.5 minutos.

Por entonces, observadores espaciales de la Armada estaban siguiendo las evoluciones de la carcasa de un viejo lanzamiento del Discoverer, un aparato semicirular de poco menos de 6 metros de largo. El Discoverer VIII había sido lanzado el 20 de noviembre de 1959, como paso previo en el camino hacia el lanzamiento de hombres al espacio, para luego rescatarlos a través de un paracaídas.

Sucedió en aquella prueba que el lanzamiento salió tal como estaba previsto, pero cuando debió expulsar su cápsula de 136 kilos surgieron inconvenientes y el sistema no funcionó. Las cubiertas de la cápsula se desprendieron según lo planeado, pero la propia cápsula se desvió hacia una órbita algo similar a la del objeto misterioso y, al final, fue declarada perdida.

La Marina rastreó una de las cubiertas, que entonces estaba orbitando cada 103 minutos a 80 grados, con un apogeo de 950 km y un perigeo de 187 kilómetros. El objeto conocido como Caballero Negro era muy parecido, pero resultó que no era exactamente el mismo.

¿OVNI o qué?

Ya en 1963, el astronauta estadounidense Gordon Cooper, uno de los primer

os hombres en orbitar la Tierra, le indicó a los técnicos de la NASA haber visto lo que describió como una aparente nave extraterrestre de color verdosa durante su decimoquinta órbita a bordo del Mercury 9. Fue visto en las pantallas de radar por aproximadamente 100 personas en la estación de seguimiento de Muchea de la NASA cerca de Perth, Australia. Una explicación oficial dada más tarde fue que los aparatos electrónicos de Cooper no funcionaban correctamente. ¿O en realidad se trataba del Caballero Negro, al que, como casi siempre, intentaron negar?

Viajar al pasado

En 1973, el investigador escocés Duncan Lunan bucaba obtener certezas sobre eltema. Por eso mismo hurgó en los datos LDE de los científicos noruegos y los analizó. Lunan descubrió que se trataba de una mapa estelar que señala el camino a Izar (Epsilon Boötis), una estrella doble en la constelación del Boyero

. Sea lo que fuere el Caballero Negro, parecía ser la transmisión de una invitación de la gente de Izar, una invitación que se originó hace 12,600 años, según los cálculos a los que llegó Lunan.

El Endeavor

La pieza final de la prueba se produjo en 1998, cuando el transbordador espacial Endeavor efectuó su primer viaje a la Estación Espacial Internacional en la misión de vuelo STS-88. Los astronautas a bordo de Endeavor tomaron muchas fotografías de un objeto extraño que se pusieron a disposición del público en el sitio web de la NASA. Pero tan pronto como las fotografías aparecieron, de igual forma –y con la misma urgencia- desaparecieron del portal. Volvieron a reaparecer por algún tiempo, meses después, con nuevas direcciones URL, y con varias descripciones en las que se explican que todas estas cosas no son más que pedazos de escombros o basura espacial.

Las fotografías eran de alta calidad y sin lugar a dudas mostraban algún tipo de navío. Desde entonces se conoce casi todo lo que hay que saber acerca de Caballero Negro. Se sabe, por ejemplo, a que se asemeja, de dónde provino, cuando llegó a orbitar nuestro planeta y ha sido avalado por muchos testigos confiables en el programa espacial.

Verdades no reveladas

Ante esas afirmaciones, otra vez se reflotó una pregunta antes hecha ¿Por qué la NASA evita reconocer su existencia? ¿Por qué la NASA no dice la verdad y explica cuánto saben de Caballero Negro? ¿Se imaginan la posibilidad de contar con un artefacto de origen extraterrestre orbitando la Tierra por casi 13.000 años? ¿Qué más querría la comunidad científica, y por qué no la ufológica, saber de qué se trata este aparato? La idea de un satélite artificial “colocado” por otra civilización podría ayudar a desentrañar los orígenes mismos del hombre y su irrupción en el planeta.

 De qué se trata entonces?

Es una gran historia que mezcla una idea conspiranoica que involucra a la NASA. La idea de un satélite alienígena, de 13,000 años de edad, que orbita la Tierra, es en verdad emocionante, sobre todo para los ufólogos. Realmente, conocer la verdadera historia no debe ser considerado como un proceso negativo. Y debe analizarse para aprender lo que hay detrás del satélite Caballero Negro, o como fuera dado en llamar por sus creadores.

Una historia, la historia

¿Por qué se llama «Caballero Negro»? El nombre quizá surgió cuando, de 1958 hasta 1965, el Reino Unido lanzó 22 cohetes en un programa llamado así, destinado a probar varios vehículos de reentrada de misiles. Pero el programa nunca puso nada en órbita; de hecho, su segunda etapa se disparó en el camino de caída, no en el de subida, para mejorar la tensión del vehículo de reentrada.

Si se saca ese nombre de la ecuación todos los eslabones de la cadena se desmoronan. Todos los eventos, que se dice que están conectados al satélite Caballero Negro, fueron bien documentadas por su cuenta, y ninguno (en ese entonces) hizo mención alguna a tal nombre.

Más conjeturas

Los científicos noruegos efectivamente recibieron reflejos radiales del tipo LDE, y su causa continúa siendo un misterio. Sí es posible que existan varias explicaciones probables, cualquiera o todas pueden ser responsables de algunos LDEs, y en su mayoría pertenecen a extraños efectos en la ionosfera de la Tierra. Hay cerca de una veintena de explicaciones potenciales. Ninguna de los cuales incluye satélites en órbita alienígenas; aunque si un satélite de origen extraterrestre entrara en nuestra órbita para grabar transmisiones terrestres, para luego retransmitirlas a la Tierra con 8 segundos de retraso, bien podría tener el mismo efecto.

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