Ese horrible y extraño ser «La Muerte»
- dogmaargentina
- 5 ago 2020
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«El miedo a la muerte» o la forma, por lo menos occidental con la cual se intenta interpretar este fenómeno, es un tema que intriga a casi todo el mundo y sobre todo, más que una incógnita genera temor en la mayoría de los seres humanos.
Desde el punto de vista espiritual, claramente la muerte es un paso más de la vida, para aquellos que siguen doctrinas espirituales, es más común entender la muerte como algo natural del universo, todo tiene un ciclo, todo nace se desarrolla y muere o se transforma (trasmuta).
Pero no solo para aquellos que siguen una linea espiritual, sino que también para muchas culturas es así. Claramente la idea de la muerte como fin de la vida que dedico a entablar la iglesia cristiana generó esta disyuntiva. Esta extraña interpretación que la vida debe ser transitada de tal modo que uno sea juzgado de tal manera que merezca la gracia divina o la condena eterna.
Esta interpretación, genera miedo, desigualdad, angustia y la ilusión que la muerte es solo un fin, que nada la procede, que no hay un después, que la muerte es el fin del camino. Para aquellos que se dedican a investigar fenómenos paranormales, claramente algo se escapa a esta consigna, porque se puede afirmar que algo más sucede, que hay una transformación o por lo menos una consciencia que intenta comunicarse después de haber finalizado la existencia física, como así también un sin fin de pruebas que lo demuestran.

Pero lejos de tomar la creencia de los investigadores paranormales o de aquellos que creen en una vida en el más allá, vamos a ver, como otras civilizaciones, credos y a través de la historia a la muerte se la interpretaba de otra manera. Ese ser oscuro que era el encargado de finalizar la vida y llevarnos ante nuestro creador para ser juzgados, tenía también otras capacidades…
Existe constancia arqueológica en diferentes lugares de nuestro planeta de que hace casi 100.000 años el hombre del Neanderthal ya realizaba los primeros ritos funerarios, haciendo uso de una sencilla ceremonia de inhumación. Con este simple ritual, el Hombre no hacía más que intentar proteger el cadáver de un ser querido de los peligros exteriores que pudiera suponer un abandono a la intemperie, a la vez que facilitar el trámite del difunto al Más Allá.
Creencia de las culturas antiguas.
Si en nuestra mentalidad occidental el concepto de un Más Allá se tambalea por momentos o se agarra a una idea abstracta de un paraíso o infierno, totalmente vago en descripciones, los antiguos egipcios tenían muy claro como era su Más Allá. Lo denominaban Campos de Ialu y hasta él se accedía cruzando una especie de puerta mágica que recibía el nombre de Amenti. Alcanzado un detallismo casi extremo, llegaron a hilar muy fino en conceptos aparentemente triviales para nuestra mentalidad moderna, como la descripción minuciosa de la geografía del Más Allá.
El juicio de Osiris sería equivalente al Juicio realizado por el dios Iama en la mitología hindú. En la Edad Media, la psicostasis será conocida como Pozo de las Almas, como forma de representación del Juicio final, donde el Arcángel San Miguel pesa en la balanza de la justicia las diferentes almas. En un platillo aparecen las virtudes y en otro los vicios, caracterizado como un niño. El diablo suele aparecer cerca en la escena, procurando que la balanza se incline hacia su favor.
Pero vale aclarar, que en principio los Egipcios creían en la vida después de la muerte y salvo que la persona haya sido un ser malicioso, podía seguir existiendo y pasar al ser eterno en los campos de Aaru, muy similar también al valhalla de los nórdicos donde se volvían a encontrar con sus familias y vivían en festines… (El cielo de los cristianos).

En la mitología griega, Hades, en griego antiguo “el invisible”, alude tanto al antiguo inframundo griego como al dios de éste. El término «hades» en la teología cristiana y en el Nuevo Testamento es paralelo al hebreo sheol que quiere decir “tumba” o “pozo de suciedad”, y hace referencia a la morada de los muertos. El concepto cristiano de infierno se parece más al Tártaro griego, una parte profunda y sombría del Hades usada como mazmorra de tormento y sufrimiento.
En el marco del hinduismo, Kali es una de las diosas principales. Es la shakti (o ‘energía’) del dios masculino Shiva, y es considerada una de sus consortes. La religión hinduista que adora a la diosa Kali se llama shaktismo. En general, los hinduistas de cualquier especie ―independientemente de la deidad que adoren de manera particular― la consideran la Madre universal. Kali representa el aspecto destructor de la divinidad, es destructora de la maldad y de los demonios. Su historia temprana como criatura de la aniquilación todavía tiene cierta influencia, mientras que las creencias tántricas más complejas amplían a veces su papel, ubicándola como la «realidad última» y la «fuente del ser». El movimiento piadoso reciente concibe a Kali como la benévola diosa madre.
Meng Po es la Señora del Olvido en la mitología china (Literalmente, Vieja Señora Meng) es una deidad femenina que sirve en el Di Yu, el infierno de la heterogénea religión china, es nombrada también en textos budistas chinos. Su tarea consiste en asegurarse de que las almas listas para reencarnarse en algún reino superior no recuerden sus vidas pasadas ni su estancia en el infierno.
Izanami (literalmente «la mujer que invita»), es la diosa de la creación y de la muerte en la mitología japonesa y en el sintoísmo, es una diosa primordial y mujer del dios Izanagi. Junto con él creó el mundo. Es conocida también como Izana-mi, Izanami-no-mikoto o Izanami-no-kami. Los primeros dioses invocaron a dos seres divinos a existir, el varón Izanagi y la mujer Izanami, y éstos crearon la primera tierra.
Freyja, o Freya, es una de las diosas mayores en la mitología nórdica y germánica, de la cual se preservaron numerosos relatos que la involucran o la describen. En las Eddas, Freyja es descrita como la diosa del amor, la belleza y la fertilidad. La gente la invocaba para obtener felicidad en el amor, asistir en los partos y para tener buenas estaciones. Pero Freyja también era asociada con la guerra, la muerte, la magia, la profecía y la riqueza. Las Eddas mencionan que recibía a la mitad de los muertos en combate en su palacio llamado Fólkvangr, mientras que Odín recibía la otra mitad en el Valhalla. El origen del seidr y su enseñanza a los Æsir se le atribuía a ella.

Otras de las grandes culturas prehispánicas que se desarrolló en Mesoamérica, es la aztecas o mexicas quienes integraron a su sociedad prácticas religiosas y las mismas creencias sobre la muerte. “Sabían que la muerte era parte de una continuidad y la finalidad última” (Haase Martínez, C. I, 2013). Para la civilización la muerte mantenía el orden cósmico vital, su dios era Mictlantecuhtli (Dios de la muerte) y Tezcatlipoca (Dios de la vida). Para las culturas prehispánicas existían nueve casas y cuatro mundos de los muertos, dentro de sus creencias se contemplaban una continuación después de la muerte; al morir se contribuía en el equilibrio del universo y dependiendo de la forma en que uno moría se determinaba el lugar a donde iría dependiendo de los dioses. TONÁTIUH ILHUÍCAC (Omeyocan), lugar donde habitaba el sol. TLALOCAN, (paraíso terrenal de los aztecas) espacio de los tlaloques o ayudantes de Tlaloc (dios de la lluvia), lugar lleno de alegrías, con un campo de mazorcas, calabazas, chiles verdes, jitomates, frijoles y flores.
La importancia de la muerte y su comprensión.
Como podemos ver, el sincretismo entre las creencias, religiones y dogmas es absoluto, podemos deducir de lo brevemente expuesto anteriormente y a pesar que faltan muchos ejemplos históricos, que la muerte a formado parte de cada pueblo, cada raza, cada religión y que en su mayoría existe la creencia que una persona física, al cambiar su condición (la muerte) trasmuta, se transforma, viaja o cambia de forma hacía algo distinto, hacía un lugar mejor donde puede procurar existir o decidir hacerse artífice de una nueva vida entre los vivos.

La concepción de la muerte, por suerte, a cambiado a través de los años.
Hoy los miedos de a poco van desapareciendo, gracias a que la fuente filosófica del budismo y la cultura oriental que se a inmiscuido en la cultura occidental a través de distintas creencias, técnicas y enseñanzas que los occidentales han tomado como propias.
Gracias a esto muchas personas se preparan (Igual que los monjes budistas o muchas corrientes orientales) para aceptar la muerte como un paso más de la vida, para comprender este estadio como transitorio y ver el fin de la vida como algo «natural». Lo maravilloso de esta interpretación es la condición energética que genera, el beneficio de creer en que cada ser querido, cada persona que se a ido, que a partido, lo hace hacía un lugar mejor.
Hoy vemos en muchas redes sociales el mensaje siguiente «Buen viaje» Este deseo muestra el cambio de paradigma, que las nuevas generaciones comienzan a comprender que la muerte es un viaje hacía un nuevo lugar, a un nuevo estadio de la materia y que tal vez, solo tal vez… contemos con la posibilidad de volver a elegir la vida.
Yorumlar