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El club de los fantasmas intelectuales

Todos saben que los fantasmas no existen ¿o no? A pesar de que muchos lo niegan, el mundo paranormal ha fascinado a la humanidad entera desde el principio de los tiempos. A lo largo de la historia, hombres, mujeres y niños de distintos países y orígenes han asegurado haber tenido algún tipo de encuentro con un ente misterioso y han usado a los fantasmas y espíritus torturados para dar una explicación a eventos, sonidos e incluso enfermedades y rachas de mala suerte que de otra manera no tendrían sentido, pero jamás esperarías que dentro del grupo de supersticiosos se encontraran también algunas de las mentes más importantes de la literatura del siglo XIX.


La era victoriana vio nacer a las sufragistas y a los personajes que lucharon por poner un fin a la esclavitud, pero también adquirió un carácter oscuro y gótico y vio nacer un movimiento paranormal dedicado a revelar el mundo de los espíritus e intentar conectar a los vivos con el más allá. Médiums y cazadores de fantasmas comenzaron a surgir en cada rincón del mundo, algo así como las brujas de Penny Dreadful o la ancianita tenebrosa en The Others, y eran contactados y convertidos en el centro de fiestas y reuniones que intentaban demostrar la existencia de un plano espiritual y brindar a los que seguían vivos una última oportunidad de contactar a sus seres queridos más allá de la muerte.

En 1862 algunas de las más grandes mentes literarias, desde Charles Dickens hasta Sir Arthur Conan Doyle, fundaron The Ghost Club, una sociedad histórica dedicada a comprobar o desmentir todas esas historias, mitos y leyendas que ayudaban a alimentar la obsesión y que permitieron a unos cuantos estafadores aprovecharse de las personas que estaban sufriendo y, sobre todo, dispuestas a dar lo que sea por volver a hablar con sus familiares y amigos perdidos.

Fantasmas, casas embrujadas, psíquicos y médiums, el club lo investigaba todo, sus miembros unían sus mentes y

talentos para encontrar la verdad, aunque eso significara que los fantasmas no existen y los médiums eran realmente un fraude.

La conversación comenzó en 1855, un grupo de estudiantes del Trinity College comenzó a discutir la posibilidad de la existencia de un universo paranormal oculto a la vista de los simples mortales, pero cuando el club fue fundado formalmente siete años después, se convirtió en el objeto de unas cuantas burlas inofensivas que no lograron destruir la moral del grupo y su determinación por llegar al fondo de la historia.

El club era una sociedad secreta, después de todo no querían iniciar otra cacería de brujas, pero gracias a ese anonimato y secretismo, personajes de todas las esferas de la sociedad pudieron encontrar un espacio para sentarse por unas horas a discutir sus teorías, ideas y experiencias con otras personas que pensaban igual y que nadie tomaría por locos o fanáticos.

El club ha sido mencionado en unos cuantos libros a lo largo de la historia y hoy es la organización más antigua relacionada con este tema. The Ghost Club sigue funcionando y atrayendo a cientos de personas que no dejaran de creer y buscar hasta que alguien demuestre que sus teorías son incorrectas.

En el siglo XIX era mucho más fácil creer en lo sobrenatural y caer en el engaño de un estafador con unos cuantos trucos bajo la manga. Hoy es diferente, la idea de la existencia de fantasmas suena más a trama de película que a una posibilidad real, pero definitivamente sería interesante ver qué es lo que se discute durante las sesiones en pleno siglo XXI.

 
 
 

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