Angélique Cottin “la chica Poltergeist”
- dogmaargentina
- 25 oct 2016
- 3 Min. de lectura
Angelica Cottin era una niña que había nacido en la campiña inglesa en 1832. Una serie de extraños fenómenos rodearon a esta mujercita a partir del 15 de enero de 1846, cuando en plena adolescencia, estaba tejiendo guantes de seda junto a un grupo de amigas de su edad en la ciudad de La Perriere en Francia.
De pronto y sin motivo aparente, la rueca en la que estaban trabajando comenzó a vibrar como si estuviera viva.
Las chicas se atemorizaron y se lo contaron a sus vecinos, pero nadie les creyó y fueron obligadas a volver a su trabajo. Una por una fueron regresando con cierto temor y nada sucedió, hasta que llegó Angelica y nuevamente las ruecas se pusieron en movimiento en forma misteriosa.
El pánico invadió la habitación y las niñas huían despavoridas, menos Angelica que sentía una extraña sensación de tranquilidad.
Cuando los familiares de Angelica se enteraron del caso, pensaron que estaba poseída o algo por el estilo, así que la llevaron a la iglesia del pueblo a fin de que se reuniera con el párroco y la exorcizara. Sin embargo el cura pretendía ver primero el fenómeno por si mismo y aconsejó la visita a un médico.
Las extrañas sensaciones de la pequeña siguieron. Cuando intentaba sentarse en una silla, ésta la rechazaba. Si dormía en su cama, ésta se sacudía y en el único lugar que podía descansar era sobre una piedra recubierta de corcho.
Objetos de todo tipo se acercaban a ella como imantados y sin contacto físico alguno. Cuando apoyaba su mano sobre un mueble, por pesado que sea, estos se movían de arriba abajo o caían estrepitosamente, mientras que las personas que se le acercaban sufrían con frecuencia fuertes descargas del tipo eléctrico, aunque este fenómeno de la electricidad no era aún muy conocido. En esos casos su corazón se aceleraba y muchas veces llegaban fuertes convulsiones.
Angelica fue llevada a París para que fuera sometida al estudio médico.
Allí fue examinada por el doctor Philippe Tanchou, y fue testigo de estas manifestaciones. En muchas ocasiones, el
sofá en el que se sentaba la niña se movía por la sala de consulta. El médico, sumamente impresionado, requirió los servicios del famoso físico y astrónomo, Francois Arago (un cráter marciano lleva su nombre). El físico llegó a la conclusión que los fenómenos eran reales y publicó un informe en febrero de 1846.
Arago pensaba que el poder de Angélica se debía al electromagnetismo. Señaló que el lado izquierdo de su cuerpo, concretamente sobre su mano izquierda y la pelvis, se hallaba más caliente que la parte derecha cuando se producían los fenómenos de la niña. Además, no se producían continuamente, sino sobre todo de noche, entre las siete y las nueve.
Arago se inclinó aún más hacia su teoría del electromagnetismo cuando descubrió que la niña tendía a lanzar los objetos que se movían a su paso hacia el norte.
Incluso la propia Angélica actuaba como una brújula, ya que siempre lograba acertar dónde se encontraba el norte de algún lugar en concreto, aún en sitios donde no existía la posibilidad de ver el sol o de orientarse geográficamente.
A pesar de la imprevisible naturaleza de los fenómenos, la salud de Angélica era excelente, aunque se sugería que alguna enfermedad nerviosa era lo que podía haber provocado el origen de los fenómenos. Los padres de la chica, pobres y viendo la sugerente oportunidad, decidieron, en contra de Arago y los médicos, realizar en París una exposición circense con la niña, para que , previo pago, el público pudiera apreciar los efectos de tan raro fenómeno.
Paradójicamente y mientras se especulaba con ganar dinero, el 10 de abril de 1846, luego de 4 meses de iniciado todo y sin previo aviso, Angelica realizó su última demostración en su propia casa. A partir de allí, nunca mas se manifestó este fenómeno paranormal y desaparecieron por completo las manifestaciones.
Actualmente esto se lo conoce como psicoquinesia o telequinesia y aunque han pasado muchos años desde el caso de Angelica, la ciencia no tiene todavía una respuesta contundente con respecto a estos fenómenos tan particulares, pero paso a ser uno de los pocos casos reconocidos, evaluados y documentados de la historia.
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