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A cuidarse de “El Pombero”

Su figura reapareció la semana pasada, cuando un niño misionero se perdió en la selva yerbatera, y recién dos días después fue encontrado, por suerte sano y salvo. Pero, al igual que el Mikilo, el Diablo de la montaña, el hombre de la bolsa o el Cuco, otros referentes de algunas provincias norteñas, y a diferencia de los lobizones ú hombres lobo, que son otra cosa, la imagen que se tiene del Pombero, conocido principalmente en el noreste de la Argentina, pero también en Paraguay y en el sur de Brasil, es la de un aparente personaje mitológico. Aunque también se lo menciona como un duende del bosque, bien real, que en general se suele encargar de proteger la flora y la fauna de esas extensas regiones, de quienes matan más animales de los que van a comer, cuando talan indiscriminadamente árboles y plantas al que no le van a dar un uso supuestamente racional. De todas maneras también aparece como un acosador y violador de mujeres, un punto negativo en su variopinta personali

dad. Algo que se menciona, le permite imitar pájaros, mimetizarse con los espacios verdes, y desaparecer cuando van en su búsqueda. Y lo concreto: supera el imaginario popular, porque personas de todos los ámbitos sociales, que van de campesinos solitarios a estudiantes universitarios, en la actualidad afirman haberlo visto…

Cual es su hábitat

Aunque hay serias discusiones al respecto, la versión más aceptada indica que el Pombero es un ser originario de la mitología guaraní que tiene muchísima ascendencia en todo el territorio de Paraguay, en varios estados del sur de Brasil, y en la región mesopotámica de nuestro territorio (Misiones, Corrientes y Entre Ríos), aunque también se lo menciona mucho en Chaco, Formosa y en el norte de Santa Fe. El Pombero, en guaraní, es llamado “Cuarahú-Yara”, que significa “Dueño del Sol”. Pero hay una contradicción, dado que aquel es el nombre de un viejo de piel rojiza que luce un solo ojo en la frente, tiene dientes de lobo, y posee enormes manos y brazos largos. Este ser, según indica el especialista Félix Coluccio, no es una modalidad del Pombero sino un ente diferenciado, también maléfico agregamos. Así, los verdaderos orígenes de su nombre habría que buscarlos en el sur de Brasil, donde se llama “Pombeiro” al que espía, aunque también podría surgir de los aborígenes de las pampas argentinas, quienes llaman “bombero” al explorador que marcha en la línea de avanzada cuando se están efectuando tareas de reconocimiento en una salida expedicionaria. De allí, se cree que el nombre puede ser una fusión de ambos, o una deformación de uno u otro, todo es posible. Lo concreto, y plausible según las infinitas historias que se han relatado desde la colonia hasta nuestros días, es que es además de defender todo lo que tenga que ver con la naturaleza, y de ahí sus ataque a muerte a quienes depredan animales o árboles, también tiene otro aspecto bastante turbio, dado que gusta de acosar y violar a niñas y mujeres, y castigar a quienes se animan a pronunciar su nombre en voz alta o les faltan el respeto imitando su silbido, que según cuentan es escalofriante y de una duración superior a los 30 segundos. Además, puede hacerse invisible, moverse en espacios reducidos, imitar los cantos de muchas aves nocturnas y de serpientes, sorprender a quien vigila tocándolo desde atrás, correr en cuatro patas y, fundamentalemnte, asustar, y mucho a quien se lo cruza.

Y cómo es él…

Las primeras referencias que se tienen hablan de un ser ser humano, alto, fornido, flaco, feo, sucio y muy peludo. Empero, esta definición, que asustó a miles de personas hasta mediados del siglo pasado, ha ido mutando por una versión menos genérica y más mitológica, dado que en la actualidad son muchísimos los que afirman que es todo eso, pero en realidad es un duende. De todas maneras, y según los últimos relatos recogidos en recientes casos como el de Misiones, se lo cita como un hombrecito bajo pero fuerte, apestoso, con brazos largos y manos grandes, codos y rodillas sin articulaciones, siempre muy fiero, y muy peludo. Con los pies invertidos y piernas cortas, sus movimientos resultan torpes y grotescos, lo cual hace desorientar a quien lo intenta rastrear. Lo que resume de este oscuro personaje sobre su personalidad es que según relatos escalofriantes de muchas mujeres acosadas en su momento, posee un enorme miembro viril para abusarlas. Asimismo, utiliza una larguísima barba que, según ciertas versiones, le sirve para cubrir su miembro. También quienes lo pudieron visualizar dicen que usa un sombrero de paja y una bolsa al hombro, aunque éste último dato podría resultar de la confusión con otro ser mitológico regional como es Kari-Vosá. Más allá de tantos aspectos contradictorios y, en muchos casos oscuros y que rayan con lo delictivo, este Pombero feo y peligroso suele moverse contínuamente, de día pero fundamentalmente en las noches por montes, selvas y bosques, duerme en construcciones abandonadas o a medio terminar y en graneros de casas u otras construcciones abandonadas para descansar. Y según relatos, tiene un oído muy alerta, que le permite escuchar el mínimo ruido, y ponerse en marcha inmediatamente.

Misión contradictoria

Para quienes lo defienden, la misión primordial del Pombero es defender a la naturaleza, vigilar los espacios verdes y cuidar -y evitar- de depredación de los animales salvajes y de las distintas especies de la flora. Todo hace suponer, por los relatos obtenidos, que no rechaza la cacería de diferentes especies, perolo enfurece si un cazador mata más de lo que necesita para consumir, un pescador solo pesca por diversión, un hachero o leñador corta madera que no necesita. Eso sí, para quienes creen que este oscuro ser su vigilancia es casi imposible de burlar, dado que supuestamente puede entrar en un proceso de metamorfósis y, por ejemplo, mirar todo en forma de lechuza… Lo malo es cuando el Pombero hace justicia, porque su vara es muy alta y se muestra cruelmente violento e implacable con quien es ajusticiado. Pero aquí también surgen contradicciones en lo relatos. Por ejemplo en Formo

sa, parte de Jujuy y Chaco, así como en Paraguay, muchos aseguran que el Pombero, cuando encuentra a un chico cazando pájaros o dañando la naturaleza, puede llegar a chuparle la sangre, secándolo y colgándolo de un árbol. Otros en cambio indican que los pequeños son llevados a la fuerza de la zona, lejos de sus casas, para matarlo o atontarlo, según el grado de daño que haya hecho. En cambio, cuando el Pombero actúa como un duende tradicional, su actuación es más bien traviesa, pero no tan violenta. Libera ganado de los corrales y gallinas, pollos y patos de sus encierros, al igual que perros, gatos y pájaros enjaulados, y entre las contras, roba miel, huevos, frutas y tabaco, suele derramar granos si los encuentra embolsados pero, lo más peligroso es cuando tumba a un jinete si lo ve cabalgando.

Un ser obsesivo por las mujeres

El Pombero es un duende con características especiales. Como le es fácil pasar a ser invisible, puede ingresar a las habitaciones de mujeres que viven solas en zonas alejadas de las poblaciones, o cuando lo hacen en el patio de sus casas si es un verano sofocante. Entonces las despierta con caricias lascivas y en innumerables oportunidades se han registrado casos de violaciones. Al punto que existen algunos registros de denuncias sobre el hecho, y las que quedaron embarazadas y tuvieron un hijo de él, declararon que el niño tiene, desgraciadamente, ciertos rasgos del padre. En Paraguay y en el norte mesopotámico se dice que cuando el Pombero se pierde por la belleza de determinadas jóvenes, ha llegado a raptarlas previo uso de la hipnósis, las ha violado en el bosque, y ahí las ha dejado abandonadas, probablemente embarazadas, con la ropa rasgada y el cuerpo cubierto de tierra y mal olor. Empero, también viola salvajemente, como castigo, a las esposas infieles y a las jóvenes que han crecido sin bautizarse. Hasta aquí parecería que las elegidas del Pombero están perdidas, pero muchos creen que, si éstas le ofrecen miel o tabaco de buena manera, el Pombero habrá de dejarles intacto “el honor”. En Corrientes, en cambio, y pese a esa personalidad de violador, se cree que tiene un costado más sensible, y que se enamora perdidamente de las embarazadas que están gestando niñas, y que las protege cuando duermen o andan solas en la oscuridad, delatando a veces su presencia en algo tan suave como un piar de pollito. ¿Apareció en Misiones la semana pasada?

Un pequeño misionero, Leonel Octavio Da Silva, extraviado durante casi dos días en un monte, fue encontrado sano, aunque con un cuadro de deshidratación el sábado 2 de julio e inmediatamente trasladado al hospital de Oberá, previo paso por el Hospital San Vicente. Pero lo más trascendente, además de que el niño se repuso, es que sus padres en todo momento declararon que se lo había llevado “El Pombero”. Desde el momento en que Tito Gilberto D. S. y Viviana Marisel L. alertaron a la P

olicía provincial el jueves pasado cerca de las 14.30, se montó un operativo en el kilómetro 1251 de la ruta nacional 14, a 15 kilómetros del actual trazado de la carretera. En ese entonces los tareferos (así se denomina a quienes cosechan la yerba mate) argumentaron con convicción que quien había llevado a su hijo era El Pombero porque el padre de Tito solía dejar en el monte caña y tabaco negro, y que la familia no siguió esa tradición, por lo que el duende se pudo haber enojado. Tanto la pareja como otros trabajadores del campo de yerba mate iniciaron primero la búsqueda y ante la falta de resultados, dieron aviso a las autoridades policiales. El amplio operativo montado permitió que el pequeño fuera encontrado no muy lejos de lugar donde se extravió. Estaba desvanecido y con su “camioncito” en mano cerca del arroyo El Saltiño.

Como todo duende es fácil de seducir

Son muchos los que afirman que se puede conseguir ser amigodel Pombero si le hace regalos. Hay que dejarle, durante 30 días consecutivos, un saco de tabaco, miel, vino o licor y dulces, todo en algún banco, sillón o sitio bien visible en el patio de atrás de la casa, previa oración corta o ruego, pidiendo por su bienestar. Cuentan que, si se llega a obtener su amistad, dicho ser cuidará la casa, el rancho, los animales y las pertenencias del favorecido, además de que le guiará donde están las mejores presas para cazar, los peces más grandes, y los frutos más frescos y exquisitos. También se lo puede invocar para que nos ayude a realizar un favor, a cambio de posteriores ruegos y regalos. Pero, eso sí, habrá que cumplirle lo prometido, porque si se enfurece el costo puede pagarse con la vida. Como contraparte, quienes se han ganado la enemistad del Pombero, su víctima oirá ruidos extraños en casa, verá objetos que se mueven, puertas que se abren, cosas que se caen sin explicación, o incluso pasos y voces sin fuente aparente… Esa persona mejor no debería salir de cacería, pues el Pombero intentará confundirle en la espesura del bosque, de la cual quizá no vuelva vivo… Si se lo hace irritar, pronunciando su nombre o dañando la naturaleza.

Relatos de un investigador

En el sitio Leyendas Urbanas, el investigador argentino Jorge Alberto Martínez trabajó sobre la vigencia de la creencia en el Pombero. En su momento expresó: “Lo cierto es que además, dicho mito, sigue existiendo y no sólo entre la gente sin estudios, sino incluso entre estudiantes universitarios a los que he analizado. Hace un tiempo, a uno de ellos le ref erí la historia del Pombero como un mito, y se ofendió, diciéndome que él mismo lo había visto y que así como embaraza a las mujeres, con los hombres puede ser un juerguista insoportable o un aliado valioso, tanto en las cosechas como en sus propias relaciones con el sexo débil. La sensación que me transmitió del Pombero fue tan vívida, que por poco me lo creí. Creo que un error que a veces podemos cometer es pensar en los mitos como en algo que pasó, no como algo viviente, que hoy en día sigue sustentándose a partir de experiencias como las que acabo de relatar”, indica. Y agrega: “Si bien mi conocimiento comenzó hace casi 20 años a través de una empleada doméstica paraguaya, cuando me fui internando en la cultura de ese país por otros fines, descubrí que tiene una presencia casi tan importante como el Espíritu Santo dentro de la mitología católica.”

 
 
 

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