El Castillo de María Eloisa, mitos y leyendas
- dogmaargentina
- 22 jul 2020
- 3 Min. de lectura
Otra de las investigaciones que estamos intentando conseguir, con los respectivos permisos del municipio, actuales dueños e Inmobiliaria. Actualmente el castillo se encuentra a la venta y estamos coordinando con Gente de la zona para poder llegar al lugar y realizar una investigación sin precedentes.
Ni bien tengamos los permisos y podamos viajar, actualizaremos el tema e iremos subiendo toda la información y logística de la investigación…
El castillo, ubicado en la isla Libertad es una de las postales de la ciudad, pero no sólo por su arquitectura y su belleza, sino también por una historia que nació con una muerte dudosa.
Concepción del Uruguay, 6 de febrero de 1890. Nace María Eloisa D’ Elía, quien a los 21 años se radicaría en Gualeguaychú. Profesora de francés, caligrafía, dibujo y pintura, se inspiró en los colores de la naturaleza ribereña donde quiso construir su chalet.
En 1916, comenzó a trabajar en el Colegio Nacional, donde conoció a Horacio Rébori con quien construyó una fuerte amistad. Ya en 1917, Rébori compró la isla Libertad y tres años después le regaló a la joven profesora, el llamado peñón del puerto donde levantaría el castillo.
Con la ayuda de David Angelini, quien había realizado obras en el Frigorífico, comenzó a hacer los primeros dibujos de su casa en la isla con una impronta de fortaleza europea. El historiador Gustavo Rivas, relata en sus crónicas que “jugó con una armoniosa superposición de volúmenes, logrando amalgamar en bellos contornos las formas clásicas de un castillo medieval, con la gracia de una casa de muñecas extraída de un cuento de hadas”.
Dos tragedias ¿Un suicidio?
Fue ocupado por la joven profesora y su marido. El matrimonio tuvo dos hijos, uno de ellos, Pepito quien padecía hidrocefalia..
Según relatan las crónicas del historiador Gustavo Rivas, el chalet de Eloisa sobresalía por su “decoración interior, el mobiliario, la carpintería y cortinados que eran propias de un castillo por su fineza: pisos de pino tea, puertas con vitrales, camas de bronce y excelente mantelería”.
Pepito y Rafael, los hijos de Eloisa y José heredaron la inteligencia y cultura de su madre. Rafael hablaba varios idiomas y se recibió de ingeniero Industrial, mientras que Pepito vivió casi toda su vida encerrado en el castillo, producto de su enfermedad.
Falleció a los 14 años de edad marcando asi la primera tragedia la primera tragedia que sacudió a la familia y su castillo pero no la última.
En 1935, en una mañana de domingo apareció degollada en una de las habitaciones, la empleada doméstica del castillo. Su nombre era Blanca Sosa, de 25 años de edad. â
Junto al encargado del chalet, fueron hacia su habitación y treparon a una ventana donde se encontraron con el cadáver de la empleada doméstica.
Finalmente y con la colaboración de un marinero, derribaron la puerta que estaba cerrada desde adentro.
El cadáver estaba vestido con ropa nueva y todo indicó en su momento, que se trataba de un suicidio.
Sin embargo, algunos indicios hacían sospechar que tal vez se trataba de un asesinato, debido a evidentes salpicaduras de sangre por toda la habitación.
Innumerables fueron las historias que comenzaron a relatarse respecto a la aparente alma en pena de Blanca Sosa, sobre todo, cuando los propietarios abandonaron el castillo, quedando totalmente deshabitado.

La creciente de 1959 lo inundó totalmente y María Eloisa lo abandonó para ya no volver.
Al respecto, el historiador Gustavo Rivas expresó que “al percatarse de que Blanca Sosa no abría la puerta, siguieron golpeando.
Entonces se arriman y se asoman a una ventana; alcanzaron a ver desde la ventana un cuadro horroroso, que era la chica tirada en la cama y toda ensangrentada”.
Respecto a la muerte de la joven que trabajaba en el castillo, el historiador manifestó que “lo curioso de esto es la violencia del hecho. Es muy difícil que alguien se suicide degollándose.
Además, agregó que “daba la impresión de ser una muerte violenta, un asesinato, pero resulta que todas las puertas y ventanas estaban cerradas del lado de adentro”.
En la investigación, “no se agregar ningún elemento de juicio como para caratularlo como asesinato. La causa se archivó como suicidio o muerte dudosa pero no hubo nunca un culpable de asesinato”.
Luego, con el correr del tiempo, en la ciudad se decía que “se veía como una luz y se escuchaban ruidos de cadena”.
La aparición de «una dama de blanco» un ente muy característico de este tipo de historias asomándose por las ventanas, deambulando por los alrededores o incluso sobre el agua son algunos de los testimonios que alimentan su mito.
La muerte de Blanca Sosa fue conocida como un suicidio, aunque las historias populares hablan de un posible asesinato, mientras que el castillo de la isla, tal y como lo soñó Maria Eloisa se renueva a través del tiempo, casi inalcanzable y con su misterio y su tragedia aun cautivantes y sin resolver.
Fuente: Claridad Paranormal
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